"Descubre tu Valor: Cómo Trabajar el Merecimiento y Fortalecer tu Autoestima"

¿Cómo trabajar en ti el merecimiento?
Si prefieres no leer, puedes ver el siguiente video: MERECIMIENTO.
La creencia del esfuerzo como única vía
Desde pequeños, la cultura del esfuerzo nos ha enseñado que debemos ganar todo lo que deseamos. Esto ha generado en muchos una desconexión profunda con el sentido de merecimiento personal, haciendo de esta creencia algo complicado de desaprender.
Sin embargo, esta creencia no solo es difícil de abordar, sino que también es altamente dañina para nuestra autoestima y seguridad personal, porque es una creencia limitante.
¿De dónde nacen las creencias limitantes?
Llevamos con nosotros un cúmulo de creencias limitantes desde la infancia. Estas se forman a partir de:
Toda esta acumulación moldea la forma en la que nos percibimos y define lo que creemos que merecemos en la vida.
El reto del terapeuta y la parálisis del "no merecimiento"
Como terapeuta, me enfrento constantemente a la creencia limitante del merecimiento. Muchos de los bloqueos y sufrimientos que enfrentamos tienen su raíz en pensamientos como:
No me merezco un trabajo mejor.
No me merezco una pareja que me haga feliz.
No me merezco amigos que me valoren.
No me merezco descansar o disfrutar de mi tiempo libre.
Esta lista es interminable, y, aunque sutil, estas creencias se arraigan tanto que llegan a parecer normales. Por eso, el primer paso es hacerlas conscientes y cuestionarlas.
El peso de la educación judeocristiana
Parte de esta creencia proviene de valores culturales, como la enseñanza judeocristiana que asocia el sacrificio y el esfuerzo con el merecimiento de una recompensa. Nos inculcaron que debemos esforzarnos y sufrir en la Tierra para ser recompensados en el cielo.
Aunque no es necesario abandonar tu religión, es importante identificar cómo esta enseñanza puede estar afectando tu percepción de merecimiento y trabajar en ello para mejorar tu calidad de vida.
La incomodidad de lograr sin esfuerzo
Si conseguimos algo sin esfuerzo, como comprar un auto gracias a un negocio exitoso en lugar de años de trabajo duro, es posible que sintamos que no lo merecemos. Incluso podemos llegar a desvalorizarlo o verlo como “manchado” o “sucio”. Estas creencias limitantes nos impiden disfrutar de nuestros logros.
Enseñanzas familiares sobre el deber
En muchas familias, se nos enseña que los deseos personales solo se valen si los ganamos con esfuerzo, y ni siquiera se garantiza una recompensa. Esto puede llevar a actuar por obligación, en lugar de deseo, perpetuando el patrón de no merecimiento.
Cambiar la narrativa: ¿Cómo mejorar?
Nuestra percepción del merecimiento está profundamente ligada a nuestras creencias fundamentales. Muchas veces pensamos: "No soy digno de merecer tal o cual cosa". Sin embargo, los pensamientos tienen un poder enorme: construyen nuestra realidad.
Para cambiar esta narrativa:
Cuestiona y haz conscientes tus creencias sobre el merecimiento.
Reconoce que vales por lo que eres, no por lo que haces.
Cultiva una actitud positiva hacia la vida: "Así como pienso, soy".
Practica el amor propio y prioriza tus deseos y necesidades sin culpas.
Entonces, ¿cómo mejorar la autoestima?
Una autoestima saludable y equilibrada es clave para sentirnos merecedores de una buena vida. Las personas con una sana autoestima reconocen su valor, sienten que merecen lo mejor y son capaces de recibirlo, agradecerlo y disfrutarlo. Esta actitud, a su vez, refuerza su autoestima, creando un círculo virtuoso.
La autoestima y la conciencia de merecimiento están profundamente ligadas: cuanto más trabajamos en nuestra autoestima, más fácil será reconocernos como dignos de amor, éxito, prosperidad y bienestar. Pero no olvides algo importante: merecemos todo eso simplemente por el hecho de existir.
¿Qué es lo que realmente merecemos?
Como seres humanos, merecemos tanto bienes materiales como experiencias y emociones positivas. Entre ellas:
Dinero, regalos y reconocimiento.
Amor, respeto y un trato digno.
Descanso y tiempo de esparcimiento.
Espacios para compartir con amigos o pareja.
El derecho de no hacer nada y simplemente disfrutar del momento.
¿Qué te gustaría lograr en tu vida? ¿Qué límites crees que te están frenando?
Las creencias que nos limitan
Muchas veces, desde la infancia aprendemos a priorizar las necesidades de otros sobre las nuestras. Nos inculcan que ser "buenas personas" significa ser generosos, compasivos y no egoístas. Esto puede llevarnos a anularnos a nosotros mismos, haciendo únicamente lo que otros esperan de nosotros.
Otra creencia arraigada es que dar nos otorga poder, mientras que recibir nos hace vulnerables o nos deja en deuda con los demás. Estas ideas, aunque profundamente instaladas, no siempre son saludables. La clave está en encontrar un equilibrio entre el dar y el recibir, pues ambas acciones son necesarias para una vida plena.
Practicar nuevos hábitos: dar y recibir
Si tiendes a dar más de lo que recibes, prueba a permitirte recibir con gratitud y sin culpas. Por otro lado, si recibes con frecuencia, intenta practicar el dar para experimentar la satisfacción que trae ayudar a otros.
"Dar y recibir son ambas experiencias valiosas que contribuyen a relaciones más equilibradas y justas". Practica lo que menos acostumbras hasta sentirte cómodo con ello. Esto fortalecerá tu sentido de merecimiento y te ayudará a reconocer que no necesitas demostrar tu valor para ser digno de algo.
El impacto de no sentirnos merecedores
Cuando no nos sentimos merecedores, nos saboteamos constantemente. Nos conformamos con lo que la vida nos da y no luchamos por lo que realmente queremos. Esto puede manifestarse en:
Relaciones mediocres que no nos satisfacen.
Dudas sobre la sinceridad de los demás hacia nosotros.
Desconfianza en nuestras capacidades laborales.
Anulación de nuestros deseos y sueños.
Proyectamos en nuestra vida la percepción que tenemos de nosotros mismos, lo que perpetúa un ciclo de crítica, desvalorización y resignación. Romper este patrón comienza con la toma de conciencia de que merecemos lo mejor, simplemente por existir.
¿Qué harías si creyeras que mereces lo mejor?
Ahora que sabes que mereces lo mejor sin condiciones ni logros previos, piensa:
¿Qué te concederías a ti mismo?
¿Qué cambiarías en tu vida hoy mismo?
¿A qué le dirías que "sí"? ¿Y a qué le dirías que "no"?
La clave está en imaginarlo, sentirlo y actuar en consecuencia. ¡Es momento de que creas en tu derecho a lo mejor!
Un ejercicio práctico para el merecimiento
Te invito a seguir el Tratamiento del Merecimiento durante 21 días, como sugiere Louise Hay. Este proceso te ayudará a interiorizar tu valor y a construir una nueva narrativa. Puedes empezar siguiendo el video que te comparto: Tratamiento de Merecimiento. ¡No te lo pierdas!
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Realízalo durante por lo menos 21 días seguidos, como mínimo una vez a la mañana al despertarte y una vez a la noche antes de acostarte. Puedes simplemente leer en silencio las afirmaciones, pero se tornan más poderosas si las escribes en un cuaderno y aún más si las repites en voz alta mirándote frente a un espejo.
Tratamiento de merecimiento
“Yo me merezco todo lo bueno, no algo, un poquito, sino todo lo bueno.
Ahora disuelvo cualquier pensamiento negativo o restrictivo.
Me libero y disuelvo todas las limitaciones del pasado.
No me ata ningún miedo ni limitación de la sociedad en la que vivo.
Ya no me identifico con ningún tipo de limitación.
En mi mente tengo libertad absoluta.
Ahora entro a un nuevo espacio en la conciencia, en donde me veo de forma diferente.
Estoy creando nuevos pensamientos acerca de mi ser y de mi vida.
Mi nueva forma de pensar se convierte en nuevas experiencias.
Ahora sé y afirmo que formo una unidad con el Próspero Poder del Universo.
Y por lo tanto recibo multitud de bienes.
La totalidad de las posibilidades está ante mí.
Merezco la vida, una vida buena.
Merezco el amor, abundante amor.
Merezco la salud.
Merezco vivir cómodamente y prosperar.
Merezco la alegría y la felicidad.
Merezco la libertad, la libertad de ser todo lo que puedo ser.
Merezco muchas cosas más que todo eso: merezco todo lo bueno.
El Universo está más que dispuesto a manifestar mis nuevas creencias y yo acepto la abundancia de esta vida con alegría, placer y gratitud.
Porque me lo merezco, lo acepto y sé que es verdad.
Así Es. Gracias Amado Universo.”
Louise Hay